viernes, 19 de septiembre de 2008

Ayer y hoy del Cortijo de Harillo




La Cueva de la Pileta… ¡a quién no le dice algo este nombre?. Pocos ignoran hoy que en esta cueva se alberga uno de los más importantes santuarios de pinturas rupestres paleolíticas de España. De Andalucía, desde luego, ya que en nuestra comunidad no se prodigan las pinturas de este periodo. Es en el esquematismo donde tenemos mayor cantidad de yacimientos.
Pero hace años esta cueva era totalmente ignorada, y sus visitantes eran sobre todos extranjeros procedentes de la cercana base americana de Rota los que pasaban por ese lugar ignoto para visitar sus pinturas, acompañados por alguno de los hermanos Bullón – José Antonio, Pepe y Eloy – que siempre estaban dispuestos a mostrar los tesoros de “su cueva” sin problemas de tiempo, sin dejar ningún lugar de ella vedado al turismo.
A comienzos del otoño de 1.970 fui en una visita familiar a conocer esta cavidad que, como ya he narrado en el apartado de mi boda, suponía para nosotros un lugar lleno de misterio, debido a la aventura vivida por mis primos en una una visita anterior.


El camino de acceso desde el pueblo de Benaoján era terrizo, y serpenteaba entre un paisaje calizo pleno de belleza y de bravura. La explanada final estaba igual a la que hay hoy día, pero entonces existía un poste de hierro de cuyo final pendía una campana. Ese era el modo de llamar para que alguno de los hermanos subiera a enseñarte su cueva.


El tiempo no contaba. Podias pasarte una tarde entera recorriendo La Pileta, admirando las formaciones de sus diferentes salas, admirando sus pinturas...


Eran otros tiempos, otras formas. Al final, te pedían "la voluntad". Y uno no sabía como pagar todos esos minutos de compañía y de buen hacer.
Aquí traigo dos fotos del Cortijo de Harillo, casa de la familia Bullón, descubridora de los "letreros" , como les llamaban a las pinturas los lugareños. : la primera, para el recuerdo, está realizada por mí apenas dos años después de nuestra primera visita en ese lejano 1.970 . La segunda, la volví a tomar durante el verano del 2006.


Mucho ha cambiado el valle. Pero los Bullón han conservado como una pieza de museo, la casita alargada donde vivieron en un tiempo ya lejano, en completa soledad.