lunes, 23 de julio de 2012

Gaspar Hauser

“Hasta donde Gaspar Hauser podia recordar, habia vivido siempre en un lugar oscuro, nunca en otra parte, siempre en el mismo sitio. Nunca había visto un hombre, ni oído sus pasos, ni su voz, ni el canto de un pájaro, ni el grito de un animal. No había visto los rayos del sol, ni el fulgor de la luna. Tan solo se había sentido a sí propio, sin percatarse de su soledad. 
 No tenía medida para el tiempo. No podía decir cuando había comenzado la inconmensurable soledad. Nunca imaginó que pudiera terminar. No advertía cambio alguno en su cuerpo, no deseaba que nada fuera distinto de lo que era, nada de lo futuro le atraía, nada de lo pasado tenía recuerdos para él; el reloj de su vida, que apenas sentía, dejaba transcurrir sus horas en silencio, su conciencia era muda como el aire que le envolvía.
 Gaspar Hauser no estaba completamente solo; Tenía un camarada. Era un pequeño caballito blanco de madera, un objeto sin nombre, en cuya impasibilidad se reflejaba oscuramente sin embargo, algo de su propio ser. Porque suponía en él formas vivas, lo tenía por su semejante, y en el brillo mate de las perlas falsas de sus ojos, presentía toda la luz del mundo exterior. “
Del libro en que se narra la historia de un adolescente que un dia del siglo XVIII apareció a las puertas de una ciudad incapaz de articular una palabra. Había vivido recluido en una cueva desde su nacimiento sin contacto alguno con el mundo exterior. Recogido por una familia vivió en su casa sin revelar nunca su pasado. Algún tiempo después, siendo aún muy joven, fue asesinado por un desconocido en el mismo lugar en que apareció. Al parecer, sus orígenes, que se perdían en el mas negro de los misterios, suponía una espada de Damocles para algún usurpador. Es una de las leyendas más enigmaticas y atractivas de Alemania  
Autor: Jacob Wassermann

The Clan of de Cave Bear


“Con todos los sentidos en estado de alerta, avanzaron cautelosamente por el interior de la cueva pegándose a la pared. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad del interior, miraron asombrados a su alrededor. Un alto techo abovedado dominaba un salón inmenso suficientemente ancho para dar cobijo a un número de personas superior al de los miembros del Clan. Avanzaron paso a paso a lo largo de la áspera roca en busca de orificios que pudieran conducir a profundidades mayores. Cerca del fondo surgía de la pared otro manantial formando una poza pequeña y oscura que se desvanecía en el suelo terroso y seco un poco más allá. Pasada la poza, la muralla de la caverna formaba un angulo hacia la entrada. Siguiendo la muralla Oeste de vuelta hacia la entrada, vieron gracias a la luz que aumentaba progresivamente,  una oscura grieta abierta en la muralla gris tenue.

Con Grod sosteniendo la luz muy por encima de su cabeza y Brun yendo por delante con la maza dispuesta, entraron los dos en la negra fisura. Avanzaron lentamente por un enorme corredor angosto que al cabo de unos cuantos pasos trazaba un ángulo abrupto, hacia el fondo de la cueva; justo después del angulo se abría una segunda cueva. La pieza, mucho más pequeña que la principal, era casi circular ….

La suerte y la buena fortuna estaban garantizadas para el clan que viviera allí. Resultaba evidente que la caverna habia quedado deshabitada durante años, esperando que ellos la encontraran.

Era una cueva perfecta, bien situada, espaciosa, con un anexo para los rituales secretos, que podría ser usada en invierno y en verano; un anexo del que manaba el misterio sobrenatural de la vida espiritual del Clan. Mog-Ur ya estaba imaginando las ceremonias. Aquella pequeña cueva sería su dominio. La búsqueda había concluído, el Clan tenía un hogar…”


 

Autor: Jean M. Auel
Ed. Maeva S..A.( 1.980)

The Road

En el sueño del que acababa de despertar vagaba por una gruta y el niño lo llevaba de la mano. La luz de los dos bailaba en las húmedas paredes de roca caliza. Como peregrinos de fábula engullidos y extraviados en las entrañas de una bestia granítica. Humeros de piedra donde el agua goteaba y cantaba. Tañendo sin tregua en el silencio los minutos de la tierra y sus horas y dias y años. Hasta que se hallaban en una enorme estancia de piedra donde habia un lago antiguo y negro. Y en la orilla opuesta un ser que levantaba su chorreante boca del gour y miraba hacia la luz con unos ojos tan blancos y ciegos como los huevos de araña. Balanceaba su cabeza a ras de agua como para captar el olor de aquello que no podía ver. Agazapado allí, pálido y desnudo y translúcido, sus huesos de alabastro grabados en sombra en las rocas que tenía detrás. Sus intestinos, su palpitante corazón. El cerebro que latía dentro de una empañada campana de cristal. La criatura movía la cabeza de lado a lado y luego soltaba un gemido grave y daba media vuelta y dando tumbos se alejaba silenciosamente hacia la noche.”
Párrafo extraído de: The Road. Autor: Cormac MacCarthy, escritor norteamericano, fué galardonado con el premio Pulitzer 2007 por ésta novela "La carretera". Editorial Mondadori (2006)

Introducción a "Cuevas y Literatura"

Las cuevas y la literatura, a lo largo de los años, han dado escasas pero brillantes páginas de extraña y a veces certera mirada en escritores que jamás pisaron una cavidad. Mi idea es hacer una recopilación de esos escritos, porque no sólo de cuevas nos alimentamos los espeleólogos, sino de todo aquello que eleva el espíritu y llena esos huecos de nuestro corazón que reclaman a gritos ser rellenados.

 No se trata de extensas páginas dedicadas a relatos espeleológicos, sino de textos dentro de los cuales hay un apartado, un párrafo, en el que el autor se adentra en nuestro mundo subterráneo. Para cada texto incluiré una foto de mi archivo ó un dibujo del libro.

 Este album está dedicado a dos personas en especial: a mi hermana Pilar, poetisa y escritora, de fina sensibilidad, y a Iñaki Miró, montañero y escritor.


Estoy segura de que los disfrutareis tanto como yo lo he hecho.