“Todos estaban dispuestos. Se repartieron paquetes de bujías
y enseguida todo el mundo se puso en marcha monte arriba. La boca de la cueva
estaba en la ladera y era una abertura en forma de A. Dentro había una pequeña
cavidad, fría como una cámara frigorífica, construída por la naturaleza con
sólidos muros de roca caliza que rezumaban humedad, como un sudor frío. Era
romántico y misterioso estar allí en la profundidad sombría y ver allá fuera el
verde valle resplandeciente de sol. “
"La procesión empezó a subir la abrupta cuesta de la galería
principal ; la vacilante hilera de luces permitía entrever los ingentes muros
de roca casi hasta el punto en que se juntaban , a dieciocho metros de altura.
Esta galería principal no tenía más de dos o tres metros de anchura. A cada
paso, otras altas resquebrajaduras, aún más angostas, se abrían por ambos
lados, pues la cueva de Mac Dougall no era sino un vasto laberinto de
retorcidas galerías que se separaban unas de otras, se volvían a encontrar y no
conducían a parte alguna. Se decía que podía uno vagar dias y noches por la
intrincada red de grietas y fisuras sin llegar nunca al término de la cueva”.
Mientras, Tom y Becky se separan sin darse cuenta del resto
de los excursionistas y se pierden en el laberinto de las galerías de la Cueva
Mac Dougall:
“Poco después llegaron a un lugar donde una diminuta
corriente de agua, impregnada de sedimento calcáreo, caía desde una laja, y en
el lento pasar de las edades había formado un Niágara con encajes y rizos de
brillante e imperecedera piedra. Tom deslizó su cuerpo menudo por detrás de la pétrea cascada para que
Becky pudiera verla iluminada. Vió que ocultaba una especie de empinada
escalera natural encerrada en la estrechez de dos muros, y al punto le entró la
ambición de ser un descubridor”
.
“Se hallaban en una caverna cuyo techo parecía sostenido por
muchos y fantásticos pilares formados al unirse las estalactitas con las
estalagmitas, obra del incesante goteo durante siglos y siglos.”
“Se pusieron de nuevo en marcha, sin rumbo alguno, al azar.
Era lo único que podían hacer: andar, no dejar de moverse. Durante un breve
rato pareció que la esperanza revivía, no porque hubiera razón alguna para
ello, sino tan sólo porque es natural en ella revivir cuando sus resortes no se
han gastado por la edad y la resignación con el fracaso”.
Del libro: Las aventuras de Tom Sawyer. Autor: Mark Twain. Dibujos de: True W. Williams
El amor a la libertad, la lealtad a los amigos y el canto a la vida llenan sus páginas. Escrito en 1.876, es un libro que todo niño deberia leer.
3 comentarios:
Me ha entrado la nostalgia del libro y lo estoy leyendo de nuevo.
No me extraña. Es un libro precioso.
Y saber que casi mueren Tom y Becky en aquella cueva. El que no pudo salvarse fue Joe el indio.
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