“Hasta donde Gaspar Hauser podia recordar, habia vivido siempre en un lugar oscuro,
nunca en otra parte, siempre en el mismo sitio. Nunca había visto un hombre, ni oído sus pasos, ni su voz, ni el canto de un pájaro, ni el grito de un animal. No había visto los rayos del sol, ni el fulgor de la luna. Tan solo se había sentido a sí propio, sin percatarse de su soledad.
No tenía medida para el tiempo. No podía decir cuando había comenzado la inconmensurable soledad. Nunca imaginó que pudiera terminar. No advertía cambio alguno en su cuerpo, no deseaba que nada fuera distinto de lo que era, nada de lo futuro le atraía, nada de lo pasado tenía recuerdos para él; el reloj de su vida, que apenas sentía, dejaba transcurrir sus horas en silencio, su conciencia era muda como el aire que le envolvía.
Gaspar Hauser no estaba completamente solo; Tenía un camarada. Era un pequeño caballito blanco de madera, un objeto sin nombre, en cuya impasibilidad se reflejaba oscuramente sin embargo, algo de su propio ser. Porque suponía en él formas vivas, lo tenía por su semejante, y en el brillo mate de las perlas falsas de sus ojos, presentía toda la luz del mundo exterior. “
Del libro en que se narra la historia de un adolescente que un dia del siglo XVIII apareció a las puertas de una ciudad incapaz de articular una palabra. Había vivido recluido en una cueva desde su nacimiento sin contacto alguno con el mundo exterior. Recogido por una familia vivió en su casa sin revelar nunca su pasado. Algún tiempo después, siendo aún muy joven, fue asesinado por un desconocido en el mismo lugar en que apareció. Al parecer, sus orígenes, que se perdían en el mas negro de los misterios, suponía una espada de Damocles para algún usurpador. Es una de las leyendas más enigmaticas y atractivas de Alemania
Autor: Jacob Wassermann
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